LAS LÍNEAS DE NASCA LLENAN DE MISTICISMO EL TURISMO EN PERÚ

LAS LÍNEAS DE NASCA LLENAN DE MISTICISMO EL TURISMO EN PERÚ
Texto y fotos: Ximena Burbano (enviada especial a Perú)

Catas de pisco en viñedos bajo los colores del atardecer, caminatas en playas apacibles, surf en un desierto que emociona, un sobrevuelo para observar las inexplicables líneas de Nasca…

Esas experiencias son solo algunas de las maravillas que un selecto grupo de periodistas ecuatorianos disfrutamos durante un viaje de prensa cumplido del domingo 11 al viernes 16 de junio gracias a una gentil invitación de la Comisión de Promoción del Perú para la Exportación y el Turismo (PromPerú).

El propósito de ese recorrido fue mostrarnos los atractivos turísticos del departamento de Ica, ubicado al sur de Lima, a cinco horas por carretera.

El departamento de Ica, conformado por las provincias de Chincha, Pisco, Ica, Palma y Nasca, nos recibió con una extensa propuesta de recorridos que incluyó, por ejemplo, las delicias típicas de la Ruta del Pisco.

Allí pudimos disfrutar de una exhibición de caballos de paso, de bailes tradicionales al ritmo de la marinera y de catas de pisco que nos mostraron por qué esa rica bebida es el emblema indiscutible del Perú.

La provincia de Pisco también alberga la playa de Paracas, cuyo clima, mar y hotelería invitan al descanso.

Al sureste, los periodistas encontramos una de las maravillas de la zona: el oasis de Huacachina, asentado en pleno desierto de la provincia de Ica. Allí subimos a autos Polaris areneros para adentrarnos en esas elevadas dunas que parecían una montaña rusa natural sobre un interminable océano de arena amarilla que, incluso, permite a los turistas surfear como si se trataran de olas del mar.

Para finalizar cenamos en el desierto bajo un cielo estrellado a la luz de las velas que, después, nos invitó a departir alrededor de una fogata.

Ica es un destino fabuloso, mágico y místico que nos brinda una oportunidad única a los viajeros.

LÍNEAS DE NASCA, UN LUGAR ÚNICO

El paseo por el departamento de Ica ya era inolvidable, pero esta feliz experiencia se elevó hasta las nubes cuando subimos a una avioneta para realizar un sobrevuelo para observar los geoglifos de Nasca, mejor conocidos como las líneas de Nasca.

Este conjunto de líneas, que se extienden sobre los valles de Nazca y Palpa, despiertan un profundo sentimiento de misticismo y admiración por la perfecta ingeniería de sus trazos.

Las líneas fueron declaradas patrimonio nacional de Perú y, en 1994, Patrimonio Cultural de la Humanidad de la Unesco, entidad que en ese año indicó que “son el grupo de geoglifos más destacado del mundo y son incomparables en extensión, magnitud, cantidad, tamaño y diversidad con cualquier otro trabajo similar en el mundo”.

Las líneas de Nasca se mantienen como un misterio de la arqueología mundial, ya que sobre ellas se han creado varias teorías que intentan explicar su procedencia.

La más importante, probablemente, sea la de María Reiche una alemana que llegó a Perú en 1933 en calidad de institutriz de los hijos de un empresario de su país.

Ella, al realizar un sobrevuelo en esos valles, descubrió las líneas y poco tiempo después abandonó su trabajo para dedicarse completamente a la investigación de esas curiosas formas, hasta su muerte en 1998.

Raiche sostuvo que las líneas fueron creadas por la cultura Nasca y que están ligadas a los solsticios y equinoccios, así como a las constelaciones; es decir, que los geoglifos representaban un gran calendario solar.

Otra teoría afirma que las líneas señalan canales subterráneos de agua que ayudaban a la supervivencia de los habitantes del desierto.

También existe la teoría de que se trata de un centro ceremonial religioso, de tamaño gigantesco para que sea visto desde el cielo como ofrenda a los dioses.

CÓMO VISITAR LAS LÍNEAS DE NAZCA

Ver de cerca esta imponente obra de ingeniería es posible gracias a un sobrevuelo en avioneta desde el aeropuerto de Pisco. El recorrido está lleno de adrenalina y diversión, ya que la avioneta es capaz de girar en ángulo de 90 grados, primero sobre el lado derecho, y luego sobre el izquierdo, a muy baja altura, para divisar las líneas más conocidas, como el colibrí, las manos, el astronauta, la familia y cientos de líneas rectas que atraviesan los valles.

Las formas son muy claras. No hay lugar a dudas de que su construcción responde a un trabajo magnífico e impresionante de una cultura capaz de dejar un legado importante para disfrutarlo hasta el día de hoy.

Los periodistas ecuatorianos pudimos conocer esa maravilla gracias a esta cordial invitación.

Muchas gracias, Promperú.