El prestigio y experiencia del empresario Henry Décker Pita conforman el principal aval de la mayorista HDP Representaciones, la cual fundó en la ciudad de Guayaquil hace 26 años, exactamente el 1 de abril de 1998, tras haber acumulado ya una amplia carrera profesional en líneas aéreas internacionales (23 años) y mayoristas de turismo.
Las agencias de viajes ecuatorianas sienten una gran admiración por esa empresa ubicada desde sus inicios en pleno centro de la urbe porteña, Baquerizo Moreno 1111-A y 9 de Octubre, edificio Cansol, piso 2, desde donde surten el mercado con productos enfocados principalmente a colegios, parejas, familias y el pasajero común.
«Comenzamos con dos agentes de operaciones, uno comercial y una cajera», recuerda Henry, que primero comercializó paquetes a Perú, Colombia, Argentina y Miami. «Mi primer cliente fue la agencia que hoy se llama Agensitur (antes tenía otro nombre). Fue la primera factura que emitimos».
Los principales productos comercializados por HDP Representaciones en la actualidad son Europa, el Caribe, Xcaret (México), Nickelodeon (México y Punta Cana) y la cadena RIU. También atiende la demanda a zonas que han despegado bastante bien, como Medio Oriente (sobre todo, Dubái) y China (Shanghái y Beijing, que pueden combinarse con Japón).
El mundo del turismo ofrece una infinidad de posibilidades, sobre todo en estos tiempos de comunicaciones e internet, pero hay que comercializarlo con responsabilidad.
«En el turismo debemos ser clarísimos. Hay personas que les gusta tratarse bien, que desean llegar a buenos hoteles, y pagan por ello. Y hay personas que les gusta solo viajar, incluso como mochileros, y que no les importa la calidad del hotel ni del servicio. Solo les interesa viajar y conocer», indica Henry sobre sus visiones del negocio turístico. «Así que el agente de viajes debe reconocer qué tipo de cliente está atendiendo».
«El agente de viajes debe saber vender», añade Henry en una cordial entrevista concedida a TransPort, porque solo así podrá complacer a su pasajero. «Si el agente tiene un pasajero que le gusta tratarse bien, en hoteles de cuatro estrellas, no puede enviarlo a hoteles de dos o tres estrellas».
Ese es el primer consejo que comparte con su leal equipo de trabajo, que incluye a su esposa, Susy de Décker, e hijos.